La salud pública tiene carencias para detectar riesgo de discapacidad en infantes

Los primeros cinco años de vida son cruciales para el desarrollo futuro del niño o niña, el problema es que en ese lapso el sistema de salud carece de los instrumentos adecuados para detectar el riesgo de alguna discapacidad física o mental.

Se sabe que los riesgos biológicos no son detectados por el sistema de salud a través de sus centros de atención primaria que atienden a los pequeños hasta los 5 años de edad. Luego existe un vacío hasta los 6 o 7 años, cuando ingresan al sistema educativo, donde los profesores y los padres pueden registrar trastornos por ser demasiado evidentes.

La psicóloga, kinesiologa y docente universitaria Ivonne Ramírez explica que, una vez identificados los problemas, los pequeños pasan a centros de atención especializada, pero en un contexto en que los procesos terapéuticos y las posibilidades de neuroplasticidad han disminuido.

Salud en BoliviaEsta evaluación proviene de un conjunto de investigaciones realizadas sobre el desarrollo biopsicosocial de menores de hasta 5 años de edad por un equipo de la Universidad Mayor de San Francisco Xavier de Chuquisaca.

Riesgo biológico

En una encuesta y análisis de casos propuestos a los estudiantes de un diplomado de la Escuela Superior de Negocios (médicos y enfermeras de centros de atención primaria en Chuquisaca, Potosí, Tarija y Santa Cruz), los profesionales mostraron que su repertorio está reducido a los mecanismos propios del sistema y/o a las prácticas universitarias, lo que en la atención a infantes se traduce en revisar los signos vitales y reflejos físicos.

Si a ese panorama se suma la ausencia de psicólogos, kinesiólogos, fonoaudiólogos, que pudieran detectar por ejemplo trastornos de espectro autista y otros trastornos del neurodesarrollo, el panorama es deficiente para detectar riesgos.

Los investigadores proponen que los niños y niñas en situación de riesgo sean detectados antes de los 3 años de vida. Para ello proponen incorporar a los cuadros de procedimiento 24 y 34 (protocolos que actualmente se aplican para evaluar y clasificar biológica y psicológicamente a los niños y niñas) escalas que estén estandarizadas y sean simples de ejecutar para los profesionales.

Riesgo psicosocial

Ramírez explica que el aspecto psicosocial es otro factor importante de riesgo. El embarazo adolescente, la pobreza, la migración, el hábitat (inquilinatos), la violencia familiar y del entorno, la falta de vínculo o apego con los padres, mirarle, tocarle, hablarle y otras formas de dar seguridad a los niños son factores no detectables por el médico ni la enfermera.

En ese contexto existe la necesidad de reconstruir el imaginario simbólico respecto del niño. “El niño no existe porque (en criterio de la población) no piensa, no siente, no escucha, es wawa, no sabe nada. Las familias antiguas tenían 11 o 10 hijos, se iban muriendo porque era un proceso de selección natural, ese concepto no ha cambiado”, dice Ramírez.

Intervención temprana

Las familias suelen poner esperanzas en que el tiempo solucione los problemas. Es común pensar: ya caminará, ya hablará, ya hará amigos, se resolverá en la escuela.

“No tomaría mucho educativa y económicamente y los resultados serían mejores, es posible de revertir el problema –dice Ramírez. Aún en síndrome de down o retraso mental de causa genética, el problema tiene mejor pronóstico si intervenimos inmediatamente. Pero si no hacemos intervención temprana, (el niño o niña) camina más tarde, explora más tarde y por ende el desarrollo cognitivo también se va retrasando y no se integra a la escuela”.

Los estudios de Ivonne Ramírez se realizan en la Universidad Mayor de San Francisco Xavier de Chuquisaca, junto al comité doctoral compuesto por Cesar Maldonado y Richard Villacorta del Comité Académico Doctoral de la USFXCH, y con la coordinación de Sagrario Pérez de la Cruz. Este trabajo se realiza en el marco de un convenio entre la Universidad de Almería y la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca, con el apoyo de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo que financia el proyecto de detección y atención temprana al riesgo de alteraciones neuromotoras y psicosociales en menores de 5 años.// PIEB

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